Del 10 al 12 de marzo, diversos monumentos emblemáticos en distintas partes del mundo se iluminarán en honor al Día Mundial del Glaucoma. En Quito, la Mitad del Mundo y la Virgen del Panecillo brillarán con tonos verdes como parte de los esfuerzos para recordar y sensibilizar a la población sobre esta enfermedad ocular que afecta a millones de personas y que, de no ser tratada adecuadamente, puede conducir a la ceguera irreversible.
El glaucoma, a menudo, se produce por una presión en el ojo más alta de lo normal. El ojo produce continuamente una pequeña cantidad de líquido (humor acuoso) que circula en la parte anterior del mismo. Si el humor acuoso no se elimina en la misma cantidad en que se produce porque el sistema de drenaje no funciona correctamente, el líquido se acumula y provoca el aumento de la presión intraocular y como consecuencia, se puede dañar el nervio óptico y causar la pérdida de visión.
El glaucoma, conocido como el «ladrón silencioso de la visión», a menudo no presenta síntomas en sus etapas iniciales, lo que dificulta su detección temprana y puede resultar en la pérdida gradual de la visión. Los pacientes empiezan a mirar como a través de un túnel, es decir han perdido su visión periférica y esto es una antesala de la ceguera.
A nivel mundial, se estima que alrededor de 80 millones de personas viven con glaucoma. En Ecuador, la incidencia alcanza el 4%, lo que significa que aproximadamente 4 de cada 100 ecuatorianos padecen esta enfermedad.
Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada, antecedentes familiares de glaucoma, presión intraocular elevada, lesiones oculares y ciertas condiciones médicas como la diabetes. Otro factor que puede favorecer a que el glaucoma aparezca es el uso de corticoides. “Tomar o ponerse corticoides es un factor de riesgo para que el humor acuoso se bloquee y suba la presión del ojo; por eso hay que tener mucho cuidado con este tipo de medicamentos”, alerta la doctora Gabriela Torres, presidenta de la Sociedad Ecuatoriana de Glaucoma.
Los exámenes oftalmológicos regulares son clave para la detección temprana del glaucoma. La doctora Torres, explica que la mayoría de veces, se diagnostica por coincidencia, pues los pacientes no sienten ningún dolor, ni molestia en los ojos, por lo que es importante hacerse un control oftalmológico, por lo menos una vez al año, que incluya la toma de presión del ojo y el análisis del campo visual para determinar cómo está la visión periférica del paciente.
Existen diversas opciones de tratamiento para esta afección, que varían según la gravedad del caso. En etapas tempranas, se suelen recetar gotas oftálmicas como tratamiento farmacológico. En casos moderados, puede combinarse el uso de gotas con procedimientos láser. En situaciones más avanzadas, cuando la enfermedad es más compleja, puede ser necesario recurrir a intervenciones quirúrgicas.
La Sociedad Ecuatoriana de Glaucoma, invita a las personas a informarse sobre esta enfermedad y a someterse a revisiones oftalmológicas periódicas, especialmente si tienen factores de riesgo. Con la detección temprana y el tratamiento adecuado, es posible controlar el glaucoma y prevenir la pérdida de visión.