Las elecciones representan el cimiento de la democracia, un proceso que permite a los ciudadanos ejercer su derecho a elegir a sus representantes. Sin embargo, en lugar de aceptar este ejercicio de participación ciudadana, las redes sociales se han convertido en terreno fértil para sembrar discordia y juzgar el voto de los ciudadanos, si votaste por Noboa, eres ignorante le regalaste el país al multimillonario, atacan a la esposa, al hijo, su forma de actuar, la gente que lo rodea, etc, si votaste por Luisa, quieres que vuelva Correa, también eres ignorante, fanático, quieres que el país se hunda en el progresisimo y el socialismo y los mismos discursos de siempre.
No empieza el gobierno que ganó y ya saben lo que va a pasar y ya son los dueños de la razón.
La polarización es un fenómeno que ha dividido a la sociedad ecuatoriana en bandos, impidiendo el diálogo y la colaboración necesarios para abordar los desafíos del país. En lugar de buscar soluciones y compromisos, fomentan la demonización de quienes tienen opiniones políticas diferentes. Esta polarización persistente socava la unidad y la estabilidad, debilitando la capacidad de la nación para avanzar.
Detrás de cada publicación de odio o difamación en las redes sociales, hay una persona afectada y últimamente muchas mujeres. Las campañas sucias y las acusaciones falsas pueden tener un impacto devastador en la vida de individuos, tanto públicos como privados.
Estas acciones no solo dañan reputaciones, sino que también pueden tener graves repercusiones emocionales y psicológicas en aquellos que son blanco de ataques.
Si bien es fácil culpar a actores políticos o grupos de interés por la persistencia del odio en las redes sociales, todos nosotros tenemos un papel que desempeñar en la promoción de un ambiente en redes más sano. Es esencial que como usuarios de estas plataformas, practiquemos la empatía, la verificación de la información y la moderación en nuestras interacciones.
Debemos recordar que la democracia, el respeto por la diversidad de opiniones y el diálogo son fundamentales para la estabilidad y el progreso de Ecuador. Es responsabilidad de todos nosotros contribuir a un entorno más saludable, donde el respeto y la tolerancia prevalezcan sobre el odio y la división.
Logremos que nuestros análisis sean constructivos, no destructivos.