Hay victorias que pesan más que los tres puntos. La selección femenina Sub 17 de Ecuador no solo venció 2-0 a Chile en su debut en el hexagonal final del Sudamericano: mandó un mensaje poderoso al continente. Este triunfo no se construyó sobre la casualidad, sino sobre una estructura táctica sólida, ambición colectiva y un proyecto que empieza a dar frutos con personalidad.
Desde el pitazo inicial, el equipo dirigido por Víctor Idrobo mostró un nivel de madurez que pocas veces se ve en una categoría formativa. Lejos de improvisar, Ecuador jugó con un guion claro, presionando alto, dominando el mediocampo y atacando con verticalidad. La victoria fue clara, pero lo más importante fue el cómo: con autoridad.
Un Ecuador tácticamente superior
El plan de juego fue evidente desde el inicio. Con una línea defensiva firme, un mediocampo equilibrado y una delantera precisa, Ecuador fue superior en todos los sectores del campo. El equipo no esperó los errores de Chile: los forzó. La presión alta dio resultados inmediatos, provocando pérdidas en salida que se tradujeron en jugadas de peligro.
Mary Guerra, la mediocampista central, fue el cerebro del equipo. Con inteligencia y visión, distribuyó balones con criterio y mantuvo el equilibrio en los momentos más intensos. A su lado, Emily Vargas y Valeria Briones se encargaron de concretar las oportunidades. Ambas marcaron los goles, fruto de jugadas construidas con presión y lectura de espacios.
Chile, sin respuestas
La expulsión de Antonella Casas en los minutos finales fue el reflejo de la frustración chilena. Incapaces de controlar el ritmo del partido, las australes quedaron desdibujadas ante la intensidad ecuatoriana. El mediocampo fue completamente superado, y la defensa sufrió con cada avance de La Tri. Si no fuera por algunas imprecisiones en la definición, el marcador pudo haber sido más abultado.
Más que tres puntos: una declaración
Este triunfo no solo coloca a Ecuador en una posición favorable en el hexagonal. Es una declaración de intenciones. Esta selección no llegó para aprender: llegó para competir y clasificar al Mundial. El proyecto de Víctor Idrobo, basado en disciplina táctica, desarrollo técnico y fortaleza mental, empieza a dar señales de consolidación.
En torneos anteriores, Ecuador solía ser un equipo reactivo. Hoy, propone, domina y ejecuta. El cambio no es solo técnico, sino cultural: las jugadoras creen en su juego y en su potencial.
Lo que viene: rivales de peso
El calendario no da tregua. Colombia, Brasil, Perú y Paraguay esperan a una Ecuador que ha demostrado estar lista para competir al más alto nivel. Cada partido será una prueba distinta, pero si el equipo mantiene el nivel mostrado ante Chile, el sueño de Marruecos 2025 está al alcance.
Este grupo de jugadoras está escribiendo una nueva historia para el fútbol femenino ecuatoriano. Ya no es solo un proceso de formación, es una generación que quiere dejar huella y que está cada vez más cerca de lograrlo.
Escrito por Jefferson Yazuma.