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Turismo en Ecuador: Un motor económico en recuperación bajo amenaza

El turismo ecuatoriano intenta sostenerse tras la pandemia, pero el 2024 marcó un año crucial: ¿logrará mantener su impulso en 2025 o colapsará ante la inseguridad y los apagones?

El turismo ha sido, sin lugar a duda, uno de los sectores más resilientes de la economía ecuatoriana. Luego del duro golpe que significó la pandemia de COVID-19 en 2020, el país vio cómo este sector comenzaba a resurgir con fuerza, inyectando dinamismo a la economía, creando empleos y atrayendo divisas. Sin embargo, el año 2024 trajo nuevos desafíos: una creciente crisis de seguridad interna y una crisis energética que encendieron las alarmas.

Hoy, en 2025, el turismo se encuentra en una encrucijada. Aunque los números de 2023 ofrecían razones para el optimismo, el año pasado reveló una realidad más compleja. Esta nota explora el impacto económico real del turismo en el país, analiza datos duros, expone sus desafíos más apremiantes y plantea interrogantes clave sobre su futuro.

La caída de 2020: un golpe sin precedentes

La pandemia no solo cerró fronteras, sino que dejó en pausa la industria turística global. En Ecuador, las cifras reflejan una crisis profunda: la contribución del turismo al PIB cayó del 2,2 % en 2019 al 1,2 % en 2020. Los ingresos se desplomaron a 705 millones de dólares. Más allá de los números, la vida de miles de emprendedores y trabajadores del sector —desde hoteleros hasta artesanos— se vio alterada.

La situación expuso la fragilidad del turismo frente a factores externos. Además, evidenció la urgencia de diversificar la oferta, fortalecer el turismo interno y diseñar planes de contingencia ante futuras emergencias sanitarias o económicas.

2021-2023: una recuperación que ilusionó

Con la reapertura progresiva de los mercados y la vacunación masiva, Ecuador comenzó a recibir nuevamente turistas. El efecto rebote fue notable: en 2022, el PIB turístico creció un 43,3 % respecto a 2021, alcanzando 4,6 mil millones de dólares. Para 2023, ya representaba el 4,4 % del PIB nacional, con una inyección económica cercana a los cinco mil millones.

Esta recuperación no fue homogénea. El turismo internacional creció un 60,9 % entre 2021 y 2022, mientras que el turismo interno también se fortaleció, alcanzando 1.200 millones de dólares. Esa combinación de visitantes locales y extranjeros permitió que el sector no solo se sostuviera, sino que se convirtiera en un motor para reactivar otras industrias como la gastronomía, el transporte y el comercio artesanal.

Generador de empleo y oportunidades

Uno de los impactos más importantes del turismo es su capacidad para generar trabajo. En 2023, el sector superó los 410 mil empleos directos, con un crecimiento del 5 % respecto a 2022. Esto lo posicionó como uno de los principales empleadores del país.

Lo valioso del empleo turístico es su diversidad: se crean puestos para perfiles técnicos, académicos, operadores de agencias, vendedores, guías, transportistas, y más. A esto se suman los empleos indirectos, que amplían el impacto económico hacia sectores como la banca, la tecnología o la producción local.

Proyección a 2033

Según estimaciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, el turismo generará cerca de 70 mil nuevos empleos en la próxima década. Para 2033, se prevé que este sector emplee a casi 481 mil personas, representando el 5,2 % del PIB. Un escenario prometedor, pero que depende de condiciones de estabilidad.

2024: el año de la turbulencia

Después de la ilusión que dejó 2023, el 2024 trajo una nueva tormenta. Los indicadores mostraron una caída importante en la llegada de turistas internacionales: en enero de 2024 ingresaron 22 % menos visitantes que en el mismo mes del año anterior. En febrero, la caída fue aún más abrupta: 24,9 % menos.

¿Qué ocurrió?

La crisis de seguridad. La violencia asociada al narcotráfico y la declaración oficial del gobierno de un conflicto armado interno afectaron de lleno la imagen del país. Los medios internacionales comenzaron a desaconsejar viajes a Ecuador y las alertas consulares no tardaron en aparecer.

A esto se sumó un nuevo enemigo: la crisis energética. Los apagones iniciados en septiembre alteraron el funcionamiento de hoteles, restaurantes y centros turísticos. En octubre de 2024, la disminución acumulada de turistas ya alcanzaba el 12,6 % frente al año anterior.

Turismo como ingreso no petrolero: divisas vitales

El turismo es una fuente clave de divisas para Ecuador, sobre todo en un contexto de economía dolarizada. Incluso en 2020, en plena crisis, fue la sexta fuente de ingresos no petroleros, superando sectores tradicionales como el cacao y las flores.

En 2022, con 2,4 mil millones generados por visitantes internacionales y 1,2 mil millones por turismo interno, se consolidó como un actor importante en la balanza comercial. Esta capacidad de inyectar dólares frescos a la economía le da un valor estratégico en tiempos de presión fiscal o inflación externa.

Comparado con otros sectores exportadores

En 2020, el turismo quedó por debajo de productos como el camarón (3.824 millones), banano (3.669 millones) y productos del mar (1.218 millones). Sin embargo, su capacidad de rebote y crecimiento lo convierten en un sector de alta proyección.

Mientras otros sectores dependen de los precios internacionales, el turismo se nutre de factores internos: conectividad, promoción, seguridad, infraestructura. Si Ecuador fortalece estos puntos, el turismo podría superar incluso a algunas exportaciones tradicionales en la próxima década.

¿Qué dicen los números? Llegadas internacionales y tendencias

En 2023, Ecuador recibió 1.120.306 turistas internacionales por vía aérea, apenas 27 mil menos que en 2019. Parecía que la recuperación total estaba cerca. Sin embargo, en julio de 2024, mes pico para el turismo, se registraron solo 127.730 llegadas, un 14,6 % menos que el mismo mes del año anterior.

Entre enero y octubre de 2024, Ecuador dejó de recibir 147.000 turistas en comparación con 2023. Esa pérdida se tradujo en menos ingresos, menos empleo y menos movimiento económico en las provincias turísticas.

Segmentos más afectados

La caída en llegadas no afecta a todos por igual. Mientras el turismo nacional resiste y se adapta, el turismo internacional —más sensible a las noticias de inseguridad— ha sido el más golpeado.

La afectación alcanza tanto al turismo de aventura como al corporativo. Los congresos, reuniones de negocios y eventos internacionales comenzaron a buscar otros destinos más estables en la región. Esto representa una amenaza para ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca, que han invertido en infraestructura turística de alto nivel.

¿Y ahora qué?

El turismo ha demostrado su peso en la economía nacional. Más allá de cifras y proyecciones, representa un tejido de miles de pequeñas empresas, emprendimientos familiares y trabajadores que sostienen la economía local en muchas provincias.

La caída de 2024 no es culpa del sector, sino de problemas estructurales: inseguridad, falta de planificación energética, percepción internacional negativa. Sin embargo, el riesgo es que la reputación de Ecuador como destino confiable se deteriore a largo plazo si no se toman acciones inmediatas.

El reto de reconstruir la confianza

Recuperar los flujos turísticos internacionales no será automático. Implica esfuerzos coordinados entre el Ministerio de Turismo, Cancillería, sectores productivos y gobiernos locales. Se requiere una campaña de reposicionamiento, mejora de la infraestructura y, sobre todo, resultados visibles en materia de seguridad ciudadana.

Además, es fundamental apoyar a las empresas turísticas que hoy enfrentan cancelaciones, pérdidas de reservas y costos adicionales por operar en condiciones adversas. Si no se actúa pronto, muchos negocios podrían cerrar, afectando el tejido económico local.

Turismo como prioridad de Estado

El turismo no puede seguir viéndose como una industria complementaria o estacional. Es un pilar económico, generador de empleo, motor de inclusión social y fuente clave de divisas. Si Ecuador quiere caminar hacia una economía diversificada, el turismo debe ocupar un lugar central en las políticas públicas.

El futuro del turismo ecuatoriano depende de decisiones que se tomen hoy, en 2025. No basta con promocionar playas y volcanes si los turistas no se sienten seguros. No sirve de mucho invertir en ferias internacionales si los hoteles no tienen electricidad. La solución es estructural: seguridad, energía, conectividad y gobernanza.

Apostar por el turismo es apostar por un Ecuador sostenible, diverso y resiliente. No hacerlo es dejar escapar una de las mejores oportunidades de desarrollo inclusivo que el país tiene a su alcance.

Escrito por: Jhorlene Pinargote

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