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Tos ferina: síntomas, riesgos y cómo protegernos

Un aumento en los casos de tos ferina ha generado alerta en Ecuador desde inicios de abril de este año. En Quito, el primer caso confirmado fue identificado en una unidad educativa municipal, donde las autoridades sanitarias llevaron a cabo un cerco epidemiológico que abarcó a 110 estudiantes y familiares. Esta enfermedad afecta principalmente a niños, pero también puede impactar a adolescentes y adultos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mejor forma de prevención es la vacunación.

¿Qué es la tos ferina?

La tos ferina, también conocida como coqueluche o tos convulsa, es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se transmite de persona a persona mediante gotitas respiratorias producidas al toser o estornudar.

Síntomas de la tos ferina

Los primeros síntomas suelen aparecer entre 7 y 10 días después de la exposición a la bacteria. La enfermedad comienza con signos similares a los de un resfriado común, como fiebre leve, secreción nasal y tos persistente. Sin embargo, esta tos puede intensificarse y durar semanas o incluso meses, especialmente en los niños.

En los bebés y niños pequeños, la tos severa puede dificultar la alimentación, la respiración y el sueño. Las complicaciones más graves incluyen neumonía, convulsiones e incluso daños cerebrales.

Factores de riesgo

Las personas más vulnerables a la tos ferina y sus complicaciones son:

  • Bebés menores de un año, quienes tienen mayor posibilidad de ser hospitalizados.
  • Mujeres embarazadas, ya que la enfermedad puede afectar al feto.
  • Personas con enfermedades respiratorias crónicas, quienes enfrentan riesgos adicionales ante una infección.

La vacunación como medida clave

La OMS recomienda iniciar la vacunación contra la tos ferina a partir de las seis semanas de vida. Además, se aconseja una dosis de refuerzo durante el segundo año y otras más adelante para garantizar una protección sostenida. La vacunación no solo protege a quienes la reciben, sino que también reduce la propagación de la enfermedad en la comunidad.

¿Cómo evitar el contagio?

Además de la vacunación, es crucial adoptar medidas higiénicas como:

  • Lavarse las manos con frecuencia o usar gel antibacterial.
  • Cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar.
  • Usar mascarilla si se presentan síntomas respiratorios.
  • Mantener los espacios ventilados para reducir la concentración de partículas infecciosas.
  • Permanecer en casa si estás enfermo.

Si se presentan síntomas compatibles con la tos ferina, es fundamental acudir al médico para obtener un diagnóstico y tratamiento oportuno. También es recomendable informar a la institución educativa o laboral para evitar nuevos contagios.

Tratamiento

El tratamiento generalmente incluye antibióticos, que pueden recetarse tanto a quienes están infectados como a sus contactos cercanos para prevenir la propagación. Los casos más graves, especialmente en bebés, pueden requerir hospitalización.

Para una recuperación más óptima se recomienda:

  • Descansar adecuadamente para fortalecer el cuerpo.
  • Hidratarse constantemente para prevenir la deshidratación, especialmente en niños.
  • Evitar irritantes respiratorios, como el humo de tabaco.

La tos ferina es prevenible y tratable si se actúa a tiempo. Vacunarse, mantener buenas prácticas de higiene y buscar atención médica ante los primeros síntomas son las mejores estrategias para protegerse a sí mismo y a los demás.

Escrito por: Denisse Veliz

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