¿Una crisis silenciosa que seguimos ignorando?
En los últimos años, la salud mental en Ecuador se ha convertido en un tema de creciente preocupación, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Factores como la pandemia, la violencia, la presión académica y la falta de acceso a servicios adecuados han contribuido al aumento de problemas como la ansiedad, la depresión y, en casos extremos, el suicidio.
Panorama actual de la salud mental juvenil en Ecuador
Según datos del Ministerio de Salud Pública, el 20% de los niños y adolescentes en Ecuador presenta síntomas de depresión o ansiedad, y el 10% ha considerado o intentado suicidarse. Estas cifras reflejan una realidad alarmante que requiere atención urgente.
Una encuesta del Ministerio de Educación, que incluyó la participación de 247.102 encuestados de las 24 provincias del país, reveló que, aunque el 76% de los niños, niñas y adolescentes se consideran felices, el 20% enfrenta dificultades para reconocer y gestionar sentimientos negativos como la tristeza y el estrés.
Si bien la salud mental juvenil es una preocupación a nivel nacional, algunas áreas presentan desafíos más pronunciados debido a factores socioeconómicos, culturales y de acceso a servicios de salud.
Desigualdades territoriales
En las zonas rurales, especialmente en la región amazónica, los adolescentes enfrentan barreras significativas para acceder a servicios de salud mental. La falta de infraestructura, la escasez de profesionales especializados y las distancias geográficas dificultan la atención oportuna. Además, factores como la violencia intrafamiliar y el abuso sexual agravan la situación.
Por ejemplo, entre 2021 y 2023, apenas 53 niñas y adolescentes de 10 a 14 años accedieron a una interrupción voluntaria del embarazo bajo la causal de violación, a pesar de que el embarazo en menores representa un riesgo para su salud física y mental.
¿Cuáles son las ciudades más afectadas?
Ciudades como Guayaquil y Esmeraldas han experimentado un aumento en la violencia y el crimen organizado, lo que impacta directamente en la salud mental de los jóvenes. La exposición constante a situaciones de peligro, la pérdida de seres queridos y la inseguridad generan altos niveles de estrés, ansiedad y depresión entre la población juvenil.
En Quito y Cuenca, los adolescentes enfrentan presiones académicas, sociales y económicas que pueden afectar su bienestar emocional. Aunque estas ciudades cuentan con más recursos y servicios de salud, la demanda supera la oferta, y muchos jóvenes no reciben la atención necesaria.
Factores que influyen en la salud mental
Diversos factores contribuyen al deterioro de la salud mental en adolescentes y jóvenes ecuatorianos:
- Violencia y abuso: Entre enero de 2014 y septiembre de 2023, se detectaron 15.681 casos de violencia sexual cometidos por personas fuera del sistema educativo, y 5.365 cometidos por personas dentro del sistema educativo.
- Consumo de sustancias: Se han registrado aproximadamente 130 casos de consumo de alcohol en niños y adolescentes entre 10 y 17 años, según el registro estadístico de egresos hospitalarios.
- Abandono escolar: Aproximadamente 150.000 niñas, niños y adolescentes abandonan el sistema educativo o no son promovidos al año siguiente.
- Trabajo infantil: Se estima que 230.000 niñas, niños y adolescentes se encuentran en situación de trabajo infantil.
Estos factores, entre otros, generan un entorno adverso que impacta negativamente en la salud mental de los jóvenes.
¿Ecuador tiene acceso libre a la salud mental?
A pesar de la creciente necesidad, el acceso a servicios de salud mental en Ecuador sigue siendo limitado. El país enfrenta una escasez de especialistas, lo que dificulta la atención oportuna y adecuada para quienes la requieren.
Además, muchos jóvenes desconocen los recursos disponibles o enfrentan barreras económicas y geográficas para acceder a ellos. La falta de información y la estigmatización de los problemas de salud mental también contribuyen a que muchos casos no sean atendidos.
Durante esta década, la salud mental comenzó a ser reconocida como una prioridad en las políticas públicas. Se implementaron programas piloto y se establecieron unidades de salud mental en algunos hospitales y centros de salud. Sin embargo, la cobertura era limitada y no se enfocaba específicamente en la población juvenil.
En años recientes, el Ministerio de Salud Pública fortaleció la red de servicios de atención en salud mental, integrándolos en el sistema nacional de salud. Se desarrollaron programas de prevención y promoción del bienestar emocional, y se capacitó a profesionales en la detección y manejo de trastornos mentales. A pesar de estos avances, la atención sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda, especialmente en zonas rurales y entre adolescentes.
Iniciativas y propuestas para mejorar la salud mental juvenil
Diversas organizaciones y entidades han implementado iniciativas para abordar esta problemática. Por ejemplo, el Ministerio de Salud Pública ha fortalecido su red de servicios de atención en salud mental en todo el territorio.
Sin embargo, es necesario implementar acciones adicionales, como:
- Campañas de concientización: Promover campañas educativas que informen sobre la importancia de la salud mental y los recursos disponibles.
- Capacitación de personal educativo: Formar a docentes y personal escolar para identificar signos de problemas de salud mental y brindar apoyo adecuado.
- Acceso a servicios en zonas rurales: Ampliar la cobertura de servicios de salud mental en áreas rurales y comunidades vulnerables.
- Participación juvenil: Involucrar a los jóvenes en la creación y ejecución de programas que aborden sus necesidades y preocupaciones.
Podemos decir que la salud mental de adolescentes y jóvenes en Ecuador es una problemática compleja que requiere un enfoque integral y sostenido. Si bien se han logrado avances en la implementación de políticas y programas, es fundamental continuar fortaleciendo los servicios de atención, especialmente en las regiones más afectadas.
Además, es crucial promover la educación y la concientización sobre la importancia del bienestar emocional, involucrando a toda la sociedad en la construcción de un entorno que apoye y proteja la salud mental de las nuevas generaciones.
Escrito por: Carol Quimi