Esmeraldas está rota, y no solo por el petróleo. Seis días tras el derrame de 25 mil barriles en Quinindé, la provincia enfrenta una crisis que va más allá de los 80 kilómetros de ríos contaminados. En «Entre Voces», Darío Robinson lo resumió desde el terreno: «No hay agua, no hay respuestas, solo militares donde deberían estar tanqueros».
Medio millón de personas sufren las consecuencias de un desastre que expertos llaman el peor en la historia petrolera de Ecuador. ¿Por qué el gobierno no actúa?
La ministra Inés Manzano sugirió un sabotaje, pero las voces locales y la candidata Luisa González lo rechazan. «Es negligencia pura», afirmó González, señalando años sin mantenimiento y despidos de técnicos. El presidente Novoa, ausente en Esmeraldas, deja un vacío que las alcaldías intentan llenar con tanqueros prestados.
Pero no alcanza. Playas cerradas, pesca paralizada y salud en riesgo: la provincia se desangra mientras el Ejecutivo busca excusas.
¿Es este el liderazgo que Ecuador merece?
La magnitud asusta. Dos ríos muertos, manglares en peligro y una economía local colapsada. En Quinindé, niños padecen problemas respiratorios; en Esmeraldas, familias cierran vías exigiendo agua. «El gobierno envía tanquetas, no soluciones», denunció Robinson. La solidaridad ciudadana, con centros de acopio en Quito, es lo único que sostiene a la provincia. Pero, ¿dónde está el Estado cuando más se le necesita?
La politización agrava todo.
A días del debate presidencial y la segunda vuelta del 13 de abril, el derrame es un arma electoral. Esmeraldas, donde Novoa perdió en seis de siete cantones, podría castigarlo en las urnas. «La gente no olvida», dijo Robinson, mientras González entrega víveres sin proselitismo. ¿Cambiará esto el rumbo electoral? La provincia no solo lucha contra el crudo, sino contra décadas de abandono que este desastre ha destapado.
Esmeraldas es un espejo de un país roto: negligencia histórica, respuestas tardías y una crisis que golpea a los más vulnerables.
¿Qué pasará cuando el petróleo se limpie, si es que se limpia? ¿Seguirá la provincia en el olvido? Este no es solo un derrame: es un grito de auxilio que el gobierno ignora.