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Mushuc Runa empata con Cruzeiro y lidera su grupo en la Copa Sudamericana 2025

En un torneo donde los grandes suelen ser protagonistas, el nombre de Mushuc Runa empieza a resonar con fuerza en el continente. El empate 1-1 ante Cruzeiro no solo le permite mantenerse como líder del Grupo C en la Copa Sudamericana 2025, sino que alimenta el sueño de una clasificación histórica a los octavos de final. En Riobamba, el fútbol ecuatoriano vivió una jornada especial, cargada de identidad, resistencia y ambición.

Un punto con sabor a hazaña

Para muchos, empatar en casa puede sonar a oportunidad perdida. Pero cuando el rival es un cinco veces campeón brasileño como Cruzeiro, el contexto cambia completamente. Y más aún si se trata de un equipo como Mushuc Runa, que ha forjado su historia desde lo más profundo del pueblo indígena ecuatoriano, lejos de los lujos, del marketing y de las vitrinas repletas de títulos.

El Estadio Olímpico de Riobamba fue una caldera. Desde el arranque, el equipo dirigido por Ever Hugo Almeida mostró que no estaba dispuesto a ceder terreno. No se encerró, no se achicó. Al contrario, salió con orden y determinación, buscando controlar el medio campo y cortar los circuitos ofensivos del equipo brasileño. Y lo logró durante buena parte del primer tiempo.

Orejuela y la chispa del gol

El grito de gol llegó a los 55 minutos, cuando Carlos Orejuela culminó una jugada colectiva que había empezado con paciencia y terminó con contundencia. El tanto fue festejado como una victoria, porque era el reflejo del coraje de un grupo que no se intimida ante la historia del rival.

Orejuela, uno de los puntos altos del equipo en esta campaña internacional, aprovechó una desconcentración de la zaga rival para vencer al arquero Rafael Cabral con un disparo cruzado. El gol hizo vibrar al público y puso en aprietos a un Cruzeiro que sigue sin encontrar regularidad en esta edición del torneo.

Lautaro Díaz apareció para igualar

La alegría no duró demasiado. Apenas seis minutos después, el argentino Lautaro Díaz —quien dejó buenos recuerdos en su paso por Independiente del Valle— aprovechó un descuido defensivo y marcó el 1-1 tras un remate dentro del área.

El empate no desordenó a Mushuc Runa. Lejos de desmoronarse, el equipo mantuvo su planteamiento compacto y volvió a empujar con el apoyo de su gente. No hubo espacio para lamentos. Solo para el trabajo colectivo, que nuevamente se impuso como el sello de este equipo.

Un grupo que nadie esperaba

Con este empate, Mushuc Runa alcanza 10 puntos y se mantiene en lo más alto del Grupo C, por encima de Palestino (9), Unión de Santa Fe (3) y el propio Cruzeiro, que apenas sumó su primer punto en el torneo. Lo que parecía imposible a comienzos del certamen ahora es una realidad tangible: el ‘Ponchito’ está a un paso de meterse en octavos de final.

El próximo duelo ante Unión de Santa Fe será clave. Una victoria podría sellar la clasificación directa y continuar con esta gesta. Pero también representa un reto emocional: no relajarse, no confiarse. El fútbol sudamericano no da margen para errores.

La mano de Ever Hugo Almeida

Parte del éxito de este equipo tiene nombre y apellido: Ever Hugo Almeida. El técnico paraguayo ha sabido construir un bloque sólido, disciplinado tácticamente y con hambre de gloria. Su experiencia ha sido clave para que un grupo sin grandes nombres pueda plantarse de igual a igual frente a instituciones históricas del continente.

Bajo su mando, Mushuc Runa no solo ha mejorado en lo deportivo, sino también en lo mental. Hoy el equipo compite con madurez, maneja los tiempos y sabe cuándo atacar y cuándo resistir. Ese equilibrio es lo que ha permitido mantenerse invicto y liderar su grupo.

Un símbolo de lucha e identidad

Pero más allá del fútbol, este equipo representa una causa mayor. Mushuc Runa, fundado por el líder indígena Luis Alfonso Chango, es el primer club profesional con raíces indígenas en Sudamérica. Su sola presencia en torneos internacionales ya es histórica. Pero sus resultados empiezan a trascender lo simbólico y lo social: ahora también son deportivos.

Cada punto que suma el Ponchito no es solo una alegría para su hinchada, sino un mensaje para el fútbol ecuatoriano: sí se puede competir desde otros modelos, sí se puede crecer desde la identidad. En tiempos donde el marketing manda, Mushuc Runa ofrece un relato diferente, auténtico y profundamente emotivo.

¿Hasta dónde puede llegar?

La pregunta ahora es inevitable. ¿Puede Mushuc Runa soñar con llegar más lejos? Por juego, por orden y por convicción, la respuesta parece afirmativa. El equipo ha mostrado que tiene herramientas para competir, que no depende de una figura individual y que cada partido lo afronta con seriedad.

El camino no será fácil. Si logra avanzar a octavos, el nivel de exigencia subirá. Pero este equipo ya ha roto moldes, ha desafiado la lógica y ha hecho historia. Y si algo ha enseñado esta Copa Sudamericana es que la pasión y el orden pueden competirle al presupuesto y a la fama.

Escrito por Jefferson Yazuma

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