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¿Por qué los jóvenes están huyendo de Ecuador?

¿Te has preguntado por qué cada vez más jóvenes deciden dejar su país para empezar de cero en otro lugar?

La migración juvenil se ha convertido en uno de los fenómenos sociales más relevantes en la actualidad. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los jóvenes representan más del 10% de los 232 millones de migrantes internacionales. Este grupo, altamente móvil, constituye el grueso de los desplazamientos anuales relacionados con la migración. Las razones que impulsan a los jóvenes a abandonar sus países de origen son múltiples, pero suelen estar asociadas a la búsqueda de mejores oportunidades económicas, educativas y de vida. No obstante, este proceso también conlleva consecuencias complejas, tanto positivas como negativas, para los países de origen y destino.

Causas de la migración juvenil

  • Oportunidades económicas

Una de las principales razones que motiva a los jóvenes a migrar es la posibilidad de acceder a empleos mejor remunerados y con mejores condiciones laborales. En muchos países en desarrollo, la tasa de desempleo juvenil duplica la tasa general de desempleo. La edición más reciente del informe Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil, de la OIT, estima que al menos 73 millones de jóvenes están desempleados a nivel global. Esta situación se agrava por la falta de empleos decentes en los países de origen, lo que impulsa a muchos jóvenes a buscar alternativas en el exterior.

  • Educación y desarrollo personal

Otro factor determinante es el deseo de acceder a una educación de mayor calidad. En el año 2010, más de 3,6 millones de jóvenes se matricularon en instituciones de educación superior en el extranjero. La migración ofrece la posibilidad de cursar programas especializados y adquirir competencias profesionales que, en muchos casos, no están disponibles en sus países de origen. Esta experiencia también fomenta el desarrollo personal y la autonomía, aspectos altamente valorados por los jóvenes.

  • Reunificación familiar

La necesidad de reunirse con familiares que ya se encuentran en otro país es otra causa común. Las redes migratorias familiares facilitan el proceso migratorio y disminuyen los riesgos asociados, al ofrecer un punto de apoyo inicial y una red de contención emocional y económica.

  • Conflictos y condiciones humanitarias

En algunos contextos, los jóvenes migran como resultado de conflictos armados, violencia generalizada, persecución política o violaciones de derechos humanos. En estos casos, la migración se convierte en una vía de escape necesaria para garantizar la seguridad y la integridad personal.

Consecuencias sociales y económicas

  • Para los países de destino

La llegada de jóvenes migrantes puede tener impactos positivos significativos en las economías receptoras. Por ejemplo, estos jóvenes suelen ocupar puestos de trabajo que no logran cubrirse con la fuerza laboral local, contribuyendo así al funcionamiento de sectores como la agricultura, la hostelería, la salud o la educación. A través del pago de impuestos y el consumo, impulsan la economía y sostienen los sistemas de seguridad social.

Además, los jóvenes migrantes con altos niveles educativos son reconocidos por su aporte al desarrollo de las economías nacionales. En muchos casos, representan un complemento a la fuerza laboral local, más que una competencia directa. No obstante, en ciertos contextos, la llegada masiva de migrantes puede presionar los salarios a la baja, especialmente en los sectores laborales menos calificados.

Por otra parte, los migrantes jóvenes suelen enfrentar situaciones de vulnerabilidad laboral. Muchos se ven obligados a aceptar empleos por debajo de su nivel de formación o sin contratos formales, lo que los expone a la explotación, el trabajo forzoso y la exclusión de los sistemas de protección social.

  • Para los países de origen

En el caso de los países de origen, las consecuencias también son mixtas. Por un lado, la migración puede representar una pérdida de capital humano calificado, fenómeno conocido como “fuga de cerebros”, que afecta negativamente la productividad y la capacidad de desarrollo. Esto es especialmente problemático en sectores clave como la salud y la educación.

Sin embargo, también existen beneficios importantes. Las remesas que envían los jóvenes migrantes a sus familias representan una fuente crucial de ingreso, ayudando a reducir la pobreza y aumentar el acceso a servicios básicos. A mediano y largo plazo, estas transferencias pueden tener efectos positivos en la economía local, estimular el consumo interno e incluso fomentar la inversión en educación.

Así mismo, los migrantes que retornan a sus países de origen pueden contribuir con conocimientos adquiridos, experiencias laborales y nuevas ideas que enriquecen el capital social y humano del país.

La situación de los jóvenes migrantes durante crisis económicas

Durante las crisis económicas, los jóvenes migrantes suelen ser los más afectados. Las tasas de desempleo entre este grupo tienden a duplicar las del resto de la población. Muchos de ellos trabajan en sectores altamente sensibles a las fluctuaciones económicas, como la hostelería o el comercio informal, y no cuentan con contratos laborales estables. Como consecuencia, se ven excluidos de programas de protección social como el seguro de desempleo o los programas de recapacitación profesional.

Políticas para mejorar la situación de los jóvenes migrantes

La OIT ha propuesto una serie de medidas para garantizar que la migración juvenil se convierta en una oportunidad real de desarrollo. Entre estas acciones se destacan:

  • Implementar políticas laborales que aseguren la igualdad de trato para los trabajadores migrantes.
  • Establecer sistemas justos de contratación que informen y protejan a los jóvenes antes de migrar.
  • Fomentar programas de formación laboral y educativa adecuados.
  • Asegurar el respeto a los derechos laborales y humanos de los migrantes.

Además, la OIT ha trabajado con otras agencias de Naciones Unidas para implementar programas conjuntos en 15 países, orientados a promover el trabajo decente y la migración segura. Estas iniciativas han dado lugar a reformas institucionales y a la creación de nuevas políticas públicas.

Riesgos, vulnerabilidades y deportaciones en la migración juvenil ecuatoriana

A pesar de que muchas salidas migratorias desde Ecuador se realizan por rutas regulares, un número creciente de jóvenes opta por vías irregulares, especialmente con destino a Estados Unidos. Esta decisión los expone a peligros considerables. Por tierra, la ruta que atraviesa Necoclí, en Colombia —puerta de entrada al peligroso cruce por la provincia del Darién— ha registrado un notable aumento. A ello se suman nuevas rutas aéreas desde ciudades pequeñas de Ecuador hacia países centroamericanos como Nicaragua y El Salvador.

  • Los traficantes de personas aprovechan las redes sociales para captar jóvenes. Les ofrecen promesas engañosas sobre políticas migratorias y les cobran hasta USD 23,000 por trayectos irregulares hacia Estados Unidos. Estas tarifas, además, pueden incluir hasta tres intentos sin reembolso en caso de fracaso.
  • Los migrantes que eligen estas rutas se enfrentan a una situación de extrema vulnerabilidad. En el camino pueden ser víctimas de trata de personas, violencia sexual, extorsión, secuestros e incluso asesinatos. Estas amenazas se agravan si existen vulnerabilidades individuales como edad, género, problemas de salud o discapacidad.
  • Datos del Gobierno mexicano revelan que en 2023 se detectaron 70,790 ecuatorianos en situación migratoria irregular. De ellos, el 61.88% eran hombres y el 38.12% mujeres. Solo en los primeros cuatro meses de 2024, se registraron 49,585 ecuatorianos en condiciones similares, con una distribución de género casi equitativa.
  • Además, los delitos cometidos contra migrantes ecuatorianos en México se incrementaron de forma alarmante. En 2022 se reportaron apenas cinco casos. Para 2023, la cifra ascendió a 88 víctimas, lo que evidencia un aumento significativo en los niveles de riesgo durante el tránsito.
  • La ruptura de relaciones diplomáticas entre Ecuador y México, ocurrida en abril de 2024, ha complicado aún más la situación. Esta crisis obliga a los migrantes a realizar trámites consulares en otras jurisdicciones, alejadas de su ubicación, lo que dificulta el acceso a servicios básicos y mecanismos de protección.

En cuanto a deportaciones, en 2023 se registraron aproximadamente 16,000 ecuatorianos retornados, en su mayoría desde Estados Unidos. Entre enero y julio de 2024 ya se contabilizan 7,737 deportaciones, y la tendencia continúa al alza. Esto responde a nuevas políticas migratorias implementadas por Estados Unidos, que buscan agilizar las expulsiones de personas en situación irregular.

El caso de Ecuador

Ecuador presenta una situación particular dentro del contexto regional. En los últimos años, ha enfrentado un doble desafío: por un lado, ha experimentado una creciente emigración juvenil, especialmente hacia Estados Unidos, y por otro, ha recibido a miles de migrantes, principalmente venezolanos.

Entre 2020 y 2023, aproximadamente 871.000 inmigrantes residían en Ecuador, lo que representa cerca del 5% de la población. La mayoría eran venezolanos que, debido a la crisis en su país, decidieron permanecer en Ecuador a pesar de que originalmente buscaban llegar a otros destinos. Además, Ecuador también ha sido un país de tránsito para haitianos, cubanos, afganos y personas provenientes de países africanos.

La llegada masiva de migrantes ha generado diversos retos sociales y económicos, como la presión sobre los servicios públicos, el mercado laboral y los sistemas de seguridad social. Sin embargo, también ha ofrecido oportunidades para dinamizar la economía local, especialmente en zonas donde la mano de obra es escasa.

En cuanto a los jóvenes ecuatorianos que migran, los principales destinos siguen siendo Estados Unidos, España y otros países de Europa y América Latina. Las causas que los motivan son las mismas que se observan a nivel global: búsqueda de empleo, educación de calidad, seguridad y reunificación familiar. A pesar de las dificultades, muchos logran enviar remesas que contribuyen al sostenimiento de sus familias y comunidades.

Jóvenes, infórmense, prepárense y reflexionen antes de migrar. Y familias, escuchen sin prejuicios, apoyen sin presionar. Un entorno informado y empático puede marcar la diferencia entre una decisión forzada y una oportunidad bien aprovechada.

¿Están nuestras ciudadanías están preparadas para apoyar a los jóvenes que se quedan y comprender a los que se van?

Escrito por: Nicole Murillo

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