¿Qué harías si supieras que la mitad del tráfico en internet no viene de personas reales? ¿Podemos seguir confiando en lo que vemos, leemos o con quién hablamos online?
Cada 27 de mayo, conmemorando el Día Mundial del Internet, surge una interrogante cada vez más difícil de responder: ¿quién está realmente detrás de la pantalla? Con la inteligencia artificial, los bots y los deepfakes cada vez más presentes en nuestras interacciones digitales, distinguir lo humano de lo sintético ya no es tarea sencilla.
Bienvenidos a la era de la duda digital
La transformación tecnológica ha traído beneficios incalculables, pero también ha abierto la puerta a nuevas formas de manipulación y desinformación. Un ejemplo reciente lo vivimos con las imágenes hiperrealistas de Katy Perry en la gala del MET 2024, generadas por inteligencia artificial y viralizadas masivamente… aunque ella nunca asistió al evento.
Del mismo modo, bots programados para acaparar boletos de conciertos o manipular conversaciones en redes están poniendo en jaque la confianza digital. ¿Cómo saber si ese perfil con el que conversamos en redes o ese video que compartimos fue creado por un humano y no por una máquina?
Bots, deepfakes y una nueva realidad digital
Un bots es un software automatizado que imita la actividad humana. Algunos son útiles: responden dudas frecuentes, ayudan en procesos de soporte técnico o gestionan reservas. Sin embargo, otros actúan con fines maliciosos: generan spam, difunden noticias falsas o interfieren en procesos sociales y políticos.
Según el informe Bad Bot Report 2024 de la firma Imperva, casi el 50% del tráfico actual en internet proviene de bots, y muchos de ellos no son precisamente benévolos.
En paralelo, los deepfakes han alcanzado niveles de realismo inquietantes. Estas imágenes, videos o audios generados por inteligencia artificial imitan con precisión rostros, gestos y voces humanas. Lo preocupante no es solo su capacidad técnica, sino su potencial para engañar, manipular e incluso dañar reputaciones o procesos democráticos.
¿Podemos confiar en algo? La necesidad de una «prueba de humanidad»
Frente a este escenario, han surgido intentos para verificar que detrás de cada acción digital hay una persona real. CAPTCHAs, verificaciones biométricas o con documentos han sido algunas alternativas. Pero muchas veces estas herramientas complican la experiencia del usuario o vulneran la privacidad.
Aquí entra World ID, una credencial de verificación digital anónima creada por el proyecto World, que busca devolver la confianza a las interacciones humanas en línea. Utiliza una cámara especializada llamada Orb, que escanea el rostro y ojos de una persona para generar un código cifrado único. Lo más relevante: no almacena imágenes ni datos biométricos.
Según Miguel Rocha, Gerente General para México y Centroamérica de Tools for Humanity, “World busca empoderar a la humanidad. En tiempos donde una imagen falsa puede volverse viral en segundos y un bot puede simular una conversación convincente, contar con una herramienta que confirme que detrás de un perfil hay una persona real se vuelve una necesidad”.
El reto: construir un internet más humano
La realidad es clara estamos navegando en un internet donde lo falso puede parecer más real que la verdad. La inteligencia artificial, bien utilizada, puede ser una aliada poderosa. Pero sin mecanismos que certifiquen nuestra humanidad, corremos el riesgo de perder nuestra voz entre miles de contenidos generados por máquinas.
La pregunta que planteábamos al inicio sigue más vigente que nunca: ¿quién está del otro lado de la pantalla? Y la respuesta debe llevarnos a exigir, implementar y valorar herramientas que validen la autenticidad humana sin comprometer nuestra privacidad.
Datos que impactan
- Según Imperva (2024), 49.6% del tráfico en la red proviene de bots, y un 32% de ellos son bots maliciosos.
- Se estima que el 85% de los usuarios no puede distinguir un deepfakes de un video real sin asistencia tecnológica.
- En plataformas sociales como X (antes Twitter), estudios revelan que 1 de cada 4 cuentas con alta actividad es operada por bots.
¿De qué lado estamos?
¿Estamos construyendo un espacio digital donde lo humano importa, o estamos dejando que la inteligencia artificial suplante nuestra autenticidad?
El Día Mundial del Internet no solo debe celebrar los avances tecnológicos, sino también invitar a una reflexión profunda, si no tomamos medidas, el valor de lo real podría quedar relegado a un segundo plano. Apostar por herramientas que garanticen la presencia humana y la autenticidad no es una opción: es una urgencia ética y comunicacional.
Si deseas verificar tu identidad humana de forma segura en línea, sin comprometer tu privacidad, explora las posibilidades que ofrece World ID y forma parte del cambio hacia un internet más seguro, confiable y humano.
Para más información, visita world.org
Escrito por: Nicole Murillo