Saltar al contenido
Portada » Sample Page » Comunidades indígenas en Ecuador: territorios, derechos y resistencia en pleno 2025

Comunidades indígenas en Ecuador: territorios, derechos y resistencia en pleno 2025

En los rincones verdes de la Amazonía y en los altos páramos andinos del Ecuador, las voces ancestrales no se han apagado. Hoy, más que nunca, los pueblos indígenas están de pie, defendiendo no solo sus tierras, sino su derecho a existir, decidir y ser escuchados. Esta es una lucha que no ha terminado, y que en 2025 se reconfigura ante nuevas amenazas y desafíos.

Identidad ancestral en tiempos modernos

Ecuador es hogar de al menos 14 nacionalidades y 18 pueblos indígenas, según el último censo del INEC. Estas comunidades representan cerca del 7% de la población nacional, aunque su peso cultural, ambiental y político es inmensamente mayor.

Ser indígena en Ecuador no solo es una cuestión étnica, sino una identidad viva que se expresa en el idioma, la organización social, la relación con la naturaleza y, sobre todo, en una visión del mundo profundamente distinta al modelo extractivista dominante.

Territorios bajo amenaza constante

Uno de los principales puntos de conflicto en 2025 sigue siendo la explotación de recursos naturales: minería, petróleo, tala ilegal y concesiones sin consulta previa. Según datos de la CONAIE, más del 70% de los proyectos extractivos se superponen con territorios indígenas.

La Amazonía ecuatoriana, especialmente zonas como el Parque Nacional Yasuní, continúa en disputa. A pesar del referéndum de 2023, donde el pueblo ecuatoriano votó por detener la extracción en el bloque 43-ITT, su implementación ha sido lenta y conflictiva, generando tensión entre el Gobierno y las comunidades afectadas.

Además, recientes informes de la Alianza de Derechos Humanos revelan que al menos 30 nuevas concesiones mineras fueron aprobadas entre 2023 y 2024 sin procesos adecuados de consulta previa, generando protestas en Pastaza, Zamora Chinchipe y Morona Santiago.

Voces que no se apagan

Organizaciones como CONAIE, ECUARUNARI y COICA se mantienen activas, exigiendo respeto a los territorios, a los sistemas de justicia indígena, a la educación intercultural bilingüe y al acceso equitativo a servicios básicos.

“Nos ven como obstáculos al desarrollo, cuando en realidad somos guardianes de la vida”, dice Leonidas Iza, presidente de la CONAIE.

En los últimos tres años, líderes indígenas han sido judicializados por protestar, y muchos enfrentan procesos abiertos, lo que ha sido denunciado como criminalización de la protesta social por organismos internacionales.

Datos clave (actualizados a 2025)

  • Más de 2.5 millones de hectáreas indígenas están amenazadas por concesiones mineras.
  • Solo el 30% de escuelas interculturales reciben financiamiento adecuado.
  • 17 líderes indígenas han sido judicializados desde 2022 por participar en protestas.
  • El 78% de pueblos indígenas carece de atención médica continua.
  • Menos del 10% del presupuesto estatal ambiental se invierte en conservación en territorios indígenas.

Jóvenes indígenas: liderazgos renovados

En este contexto de resistencia, los jóvenes indígenas están tomando un rol protagónico. A través de redes sociales, universidades y espacios comunitarios, lideran procesos de revitalización cultural, defensa del territorio y organización política.

Movimientos como el Parlamento Plurinacional de Jóvenes han surgido con fuerza, dando visibilidad a nuevas generaciones que combinan el conocimiento ancestral con herramientas modernas de activismo.

“Nosotros no solo queremos defender lo nuestro, sino construir algo nuevo, donde todos los pueblos tengan voz y lugar”, comenta Nina Quilumba, activista quichua de 22 años, quien participó en el Foro Indígena de Jóvenes celebrado en Quito en marzo de 2025.

Además, muchos han incorporado tecnologías como drones, mapeo satelital y archivos orales digitales para registrar sus territorios, cuidar sus lenguas y proteger sus ecosistemas.

Derechos reconocidos, pero no garantizados

Aunque la Constitución de 2008 reconoce a Ecuador como un Estado plurinacional, en la práctica los derechos colectivos siguen siendo vulnerados. El derecho a la consulta previa, libre e informada es uno de los más ignorados por el Estado, especialmente en zonas ricas en recursos naturales.

Casos como los de la comunidad de Intag en Imbabura, afectada por la minería a cielo abierto, o los pueblos sapara y kichwa en Pastaza, demuestran cómo los intereses económicos siguen prevaleciendo sobre los derechos colectivos.

La CIDH y la ONU han llamado la atención sobre la necesidad urgente de garantizar mecanismos reales de participación indígena en las decisiones del Estado.

Más allá del conflicto: propuestas y alternativas

Pese a las tensiones, las comunidades indígenas no solo resisten: proponen. En varias regiones del país florecen proyectos de:

  • Turismo comunitario con enfoque ecológico.
  • Educación intercultural basada en el conocimiento ancestral.
  • Manejo forestal sostenible autogestionado.
  • Economías circulares lideradas por mujeres indígenas.

Un ejemplo destacado es el de la nacionalidad Waorani, que ha lanzado una iniciativa de conservación internacional con apoyo de ONGs, donde se plantea preservar más de 180.000 hectáreas sin intervención estatal.

En Cotopaxi y Chimborazo, cooperativas indígenas impulsan sistemas de producción agroecológica con venta directa en ferias locales, como modelo económico autosustentable.

La lucha indígena en Ecuador es una disputa por el presente y el futuro. Aunque en el papel se han reconocido muchos derechos, en la práctica el Estado continúa subordinando lo indígena al modelo económico imperante.

Los pueblos originarios no son solo víctimas de políticas injustas: son actores clave para enfrentar la crisis climática, mantener la biodiversidad y replantear el desarrollo. Sin embargo, el racismo estructural, la pobreza histórica y la falta de acceso a poder político siguen siendo barreras que perpetúan la exclusión.

Hay una urgencia por transitar hacia un modelo donde la plurinacionalidad sea vivida, no solo escrita.

La historia de los pueblos indígenas del Ecuador no se reduce a protestas o marchas. Es una historia de sabiduría milenaria, dignidad colectiva y propuestas viables para un país más justo.

En 2025, las comunidades indígenas siguen resistiendo, no por nostalgia del pasado, sino porque tienen una visión de futuro que desafía los modelos convencionales y ofrece alternativas reales en un mundo en crisis.

La pregunta ya no es si vamos a permitir que existan, sino si estaremos a la altura de escucharlos, aprender de ellos y caminar juntos hacia un Ecuador verdaderamente plurinacional.

Escrito por: Jhorlene Pinargote

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *