¿Cómo lo están logrando?
En los últimos años, Ecuador ha sido testigo de un fenómeno esperanzador: un creciente número de mujeres lidera emprendimientos que no solo buscan sostenibilidad económica, sino también transformar realidades sociales y proteger el medioambiente. Desde comunidades indígenas en la Amazonía hasta zonas urbanas de Guayaquil o Quito, estas emprendedoras están dejando una huella profunda en sus territorios.
Las mujeres emprendedoras, una tendencia al alza
Según el informe más reciente de la Superintendencia de Compañías, Valores y Seguros, el 45% de los emprendimientos registrados en Ecuador en 2024 fueron liderados por mujeres. De este porcentaje, un 22% tiene fines sociales o ambientales, lo que revela un cambio de paradigma en los modelos de negocio convencionales. Además, se señala que Ecuador es uno de los países de América Latina con mayor tasa de emprendimiento femenino, solo superado por Perú.
Lo más relevante es que muchas de estas iniciativas no surgen en espacios corporativos tradicionales, sino desde comunidades afectadas por pobreza, exclusión o deterioro ambiental. En muchos casos, el emprendimiento representa una forma de resistencia, resiliencia y construcción de autonomía.
¿Cuáles son las ciudades y territorios con mayor dinamismo?
Aunque estos emprendimientos se pueden encontrar a lo largo del país, existen regiones donde se concentran con mayor fuerza:
- Quito y Cuenca: lideran en emprendimientos con enfoque ecológico, especialmente en los sectores de biocosmética, moda sostenible y agricultura urbana.
- Guayaquil: destaca en iniciativas con impacto social, particularmente en barrios populares donde mujeres lideran programas comunitarios de reciclaje, educación y capacitación digital.
- Amazonía ecuatoriana: comunidades lideradas por mujeres kichwas, shuar y achuar han impulsado proyectos de turismo comunitario y defensa del territorio ante la amenaza extractiva.
- Manabí y Esmeraldas: tras el terremoto de 2016, muchas mujeres crearon redes de producción artesanal y gastronómica con enfoque de recuperación económica y cultural.
Un ejemplo claro es el de «Warmi STEM», una iniciativa en Quito que impulsa la participación de niñas y adolescentes en ciencia y tecnología, con impacto social y ambiental a través de soluciones tecnológicas para problemas urbanos.
¿Por qué surgen estos emprendimientos?
El auge de los emprendimientos sociales y ambientales liderados por mujeres en Ecuador responde a diversas causas interconectadas. La crisis económica y la falta de empleo formal, agravadas por la pandemia, han llevado a muchas mujeres a buscar ingresos alternativos. En zonas rurales, el cambio climático ha motivado respuestas locales lideradas por mujeres para proteger el entorno. Además, frente a la violencia de género y la exclusión, el emprendimiento se ha convertido en un espacio de autonomía y resistencia.
En comunidades indígenas y afroecuatorianas, se combinan saberes ancestrales con innovación, mientras que mujeres jóvenes lideran propuestas digitales que desafían el modelo extractivo y promueven el consumo responsable.
En contextos rurales, el impacto del cambio climático ha obligado a actuar con urgencia. Muchas mujeres han desarrollado iniciativas como la reforestación, el uso de energías limpias o la agroecología, respondiendo a la degradación ambiental con soluciones locales que fortalecen la soberanía alimentaria y el tejido comunitario.
A su vez, en una sociedad marcada por la violencia estructural y la exclusión de género, emprender se ha convertido en una forma de empoderamiento. Muchas mujeres organizan redes solidarias para cuidarse entre ellas, compartir conocimientos y crear economías más humanas y equitativas.
¿Qué hace el Estado para impulsar estos emprendimientos?
El Estado ecuatoriano ha creado algunas iniciativas para promover el emprendimiento femenino, aunque su alcance es aún limitado:
- Misión Mujer: lanzada en 2023, esta política pública ofrece capacitaciones, microcréditos y asistencia técnica a mujeres emprendedoras, priorizando sectores rurales.
- Créditos de desarrollo humano: ofrecidos por BanEcuador, han sido utilizados por varias mujeres para financiar microemprendimientos.
- Alianzas público-privadas: el Ministerio de Producción y organizaciones internacionales han financiado ferias y programas de incubación con enfoque de género.
- Ley Orgánica de Economía Popular y Solidaria: aunque no exclusiva para mujeres, ha permitido el crecimiento de redes lideradas por ellas, especialmente en zonas rurales.
Sin embargo, emprendedoras consultadas en estudios como el de Fundación Esquel (2024) señalan obstáculos como la falta de acceso a capital, trámites burocráticos excesivos y escasa presencia del Estado en territorios periféricos.
¿Qué esperan ellas?
Las mujeres emprendedoras en Ecuador no solo buscan financiamiento para sus proyectos; aspiran a construir un entorno que respete sus derechos, valore sus conocimientos y les permita liderar procesos económicos en condiciones de igualdad. Su apuesta por una economía más justa y sostenible va más allá de generar ingresos: implica transformar realidades desde lo local, desde sus comunidades y con su propia voz.
Entre sus principales demandas están el acceso a créditos flexibles, especialmente fuera del sistema bancario tradicional, y la reducción de la brecha digital, que limita a muchas mujeres rurales en el uso de herramientas tecnológicas. También solicitan servicios como guarderías comunitarias para conciliar el trabajo con el cuidado familiar, protección legal contra la violencia económica y patrimonial, y espacios de comercialización justos, tanto en mercados físicos como en plataformas digitales.
Además, exigen una participación activa en el diseño de políticas públicas, no solo como beneficiarias, sino como actoras clave del desarrollo. Como lo expresa Mónica Cando, emprendedora indígena de Napo:
“No solo queremos vender, queremos transformar. Lo que producimos es territorio, identidad y futuro.”
Esta visión refleja el profundo vínculo entre sus iniciativas económicas y el bienestar colectivo de sus territorios.
El auge de mujeres emprendedoras con enfoque social y ambiental en Ecuador es más que una tendencia económica: es una revolución cultural que plantea un modelo de desarrollo más justo, ético y sostenible. Ellas están construyendo una nueva economía desde los márgenes, con impacto real en sus comunidades y en el planeta.
Pero para que esta transformación continúe, se necesita más que admiración: se requieren políticas estructurales, inversión con perspectiva de género y una sociedad que valore estas iniciativas no como “alternativas”, sino como el corazón de un futuro viable.
Escrito por: Carol Quimi