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Día Internacional de la Convivencia en Paz: Celebraciones en Ecuador, Estados Unidos y el Mundo

Cada 16 de mayo, el planeta se une en torno a un principio esencial: la Convivencia en Paz. Desde talleres comunitarios en Quito hasta compromisos internacionales por la inclusión, esta jornada nos recuerda que la paz no es solo un ideal abstracto, sino una responsabilidad diaria y compartida.

¿Qué es el Día Internacional de la Convivencia en Paz?

El Día Internacional de la Convivencia en Paz fue proclamado en 2018 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (resolución 72/130), con el respaldo unánime de sus 193 Estados miembros. La iniciativa fue impulsada por la ONG AISA Internacional, presidida honorariamente por el Sheikh Khaled Bentounes.

Esta efeméride promueve valores fundamentales como la tolerancia, la solidaridad, el respeto y la inclusión. Según la ONU, convivir en paz implica aceptar las diferencias, saber escuchar, respetar y apreciar a los demás, y vivir de forma pacífica y solidaria.

Fundamentos filosóficos y rol de organismos internacionales

La premisa que sustenta esta fecha es clara: «Construir el futuro juntos, no los unos contra los otros.» Esta visión busca superar la confrontación como forma de relación social y política, apostando por el diálogo, la cooperación y el respeto a la diversidad.

Organismos como la UNESCO desempeñan un papel clave en este proceso. A través de la educación, la ciencia y la cultura, promueven iniciativas y campañas globales orientadas a fortalecer una cultura de paz sostenible.

Ecuador: iniciativas locales para una paz tangible

Mujeres Constructoras de Paz

En Quito, el programa Mujeres Constructoras de Paz, lanzado el 16 de mayo de 2024, es un ejemplo concreto de acción desde lo local. Esta iniciativa forma a lideresas barriales en resolución de conflictos, mediación comunitaria y fortalecimiento del tejido social.

Carolina Andrade, secretaria de Seguridad y Gestión de Riesgos, enfatizó la necesidad de cambiar la narrativa social:

“En lugar de hablar de homicidios y guerra, construyamos espacios de paz que distingan a nuestra ciudad.”

El programa, respaldado por ONU Mujeres y el Fondo para la Consolidación de la Paz, busca empoderar a las mujeres como mediadoras naturales en sus comunidades. Para 2025, se espera contar con al menos 150 lideresas activas.

La paz también se construye con una sonrisa

En septiembre de 2024, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) organizó en Durán el evento “La paz empieza con una sonrisa”. Más de 1.000 asistentes, principalmente niños y adolescentes, participaron en actividades recreativas junto a la Fuerza Aérea Ecuatoriana.

El objetivo fue acercar a las fuerzas armadas a la comunidad desde un enfoque lúdico, promoviendo valores como la solidaridad, el respeto mutuo y la empatía.

Estados Unidos: paz desde la base comunitaria

Aunque Estados Unidos no conmemora oficialmente esta efeméride a gran escala, diversas organizaciones civiles, educativas y religiosas aprovechan la fecha para realizar actos simbólicos y actividades comunitarias.

En estados como Nueva York y California, se han implementado jornadas de Peace Circles en escuelas públicas. Estas dinámicas promueven la escucha activa y la resolución pacífica de conflictos entre estudiantes de diversas culturas.

Alianzas globales por la paz

Declaración de Düsseldorf

Una de las alianzas más destacadas en torno a esta fecha es la Declaración de Düsseldorf, firmada en 2019 por el Observatorio Internacional de Alcaldes para la Convivencia. Más de 100 ciudades se comprometieron a conmemorar anualmente esta jornada y a promover políticas públicas orientadas a la convivencia desde lo local.

Apoyo regional e internacional

Organismos como la Unión Africana y el Movimiento de Países No Alineados también han respaldado oficialmente esta iniciativa. En 2019, el Consejo de Paz y Seguridad de la UA reconoció la importancia de integrar esta fecha en las agendas regionales de prevención de conflictos.

Durante la pandemia, en 2020, el entonces presidente de la Asamblea General de la ONU, Tijjani Muhammad-Bande, aprovechó este día para pedir un alto al fuego global, demostrando su valor simbólico en contextos de crisis.

¿Realmente estamos conviviendo en paz?

Pese al reconocimiento oficial de esta jornada, persisten desafíos significativos que evidencian una brecha entre el discurso institucional y la realidad cotidiana.

Según el Informe Mundial sobre la Violencia 2024, elaborado por el Instituto de Economía y Paz (IEP), más de 60 países enfrentaron un aumento de conflictos internos o violencia interpersonal en el último año. Se estima que más de 2.000 millones de personas viven actualmente en contextos marcados por la violencia o la discriminación sistemática.

El caso ecuatoriano

En Ecuador, el panorama es igualmente preocupante. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el 45,2% de la población percibe una baja o nula convivencia pacífica en su entorno, especialmente en zonas urbanas afectadas por el crimen organizado, la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos.

Estas cifras revelan que el problema no radica únicamente en la ausencia de campañas o normativas, sino en la débil implementación de políticas públicas sostenidas que promuevan una cultura de paz desde la educación básica hasta la planificación urbana.

Construir convivencia: más allá de los actos simbólicos

La conmemoración del 16 de mayo no puede limitarse a eventos protocolares. Requiere un enfoque integral que parta del reconocimiento de las violencias estructurales y avance hacia la creación de espacios seguros e inclusivos donde todas las personas puedan ejercer sus derechos con dignidad.

La convivencia se construye desde el diálogo constante, la justicia social y el compromiso ciudadano. Para ello, se recomienda organizar talleres educativos, jornadas culturales, diálogos interreligiosos y campañas de sensibilización que promuevan la empatía y el respeto mutuo.

¿Estamos dispuestos a asumir el compromiso?

El Día Internacional de la Convivencia en Paz es una oportunidad para repensar nuestras prácticas sociales, institucionales y personales. Nos invita a actuar —más allá del discurso— y a preguntarnos:

  • ¿Qué acciones concretas podemos emprender para fomentar la tolerancia en nuestras comunidades?
  • ¿Qué papel estamos dispuestos a asumir en la construcción colectiva de la paz?

La respuesta exige más que intención: requiere voluntad política, coherencia institucional y una ciudadanía activa dispuesta a transformar el conflicto en diálogo.

Escrito por: Nicole Murillo

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