“Mafias en bata blanca: el lado oscuro de los hospitales públicos en Ecuador”
¿Ecuador está entre la corrupción y el abandono del sistema de salud?
En Ecuador, los hospitales públicos se han convertido en escenarios donde se entrelazan el dolor de los pacientes, la falta de recursos y una corrupción que ha echado raíces profundas. Desde hace años, múltiples investigaciones periodísticas, informes ciudadanos y denuncias judiciales han revelado la existencia de mafias operando dentro y alrededor del sistema de salud, particularmente en los hospitales públicos. Estas redes no solo afectan el funcionamiento institucional, sino que amenazan directamente la vida y la dignidad de los ciudadanos más vulnerables.
¿Cómo operan las mafias?
La corrupción hospitalaria en Ecuador no es un fenómeno reciente ni aislado. A lo largo de diferentes gobiernos se han detectado patrones similares: sobreprecios en la compra de insumos médicos, contratos amañados, cobros indebidos por atención que debería ser gratuita y redes de tráfico de influencias para la asignación de cargos administrativos y médicos.
Uno de los casos más notorios fue el escándalo durante la pandemia de COVID-19, cuando se descubrieron compras fraudulentas de mascarillas, bolsas para cadáveres y medicamentos en varios hospitales del país, entre ellos el Hospital Teodoro Maldonado Carbo del IESS en Guayaquil. Se pagaron valores hasta cinco veces por encima del precio de mercado, beneficiando a empresas fantasma o vinculadas a funcionarios públicos. Las investigaciones revelaron una red organizada que incluía a proveedores, médicos, funcionarios administrativos y autoridades políticas.
Estas mafias no solo buscan enriquecerse con fondos públicos, sino que controlan áreas estratégicas de los hospitales, como la asignación de camas, el acceso a cirugías, la entrega de medicinas o incluso el uso de ambulancias. En muchos casos, pacientes o familiares denuncian que deben pagar “coimas” o favores para obtener atención prioritaria, lo cual vulnera de forma flagrante el derecho a la salud.
Pacientes sin medicamentos ni atención: las víctimas invisibles
El impacto más doloroso de esta corrupción estructural recae sobre los pacientes, especialmente aquellos que no pueden costear atención privada. Personas con enfermedades crónicas, como cáncer o insuficiencia renal, denuncian constantemente la falta de medicamentos, la suspensión de tratamientos o la postergación indefinida de cirugías urgentes. No se trata solo de negligencia, sino de una consecuencia directa de una red corrupta que drena los recursos del sistema público.
En varios hospitales del país se han reportado listas de espera manipuladas, donde se prioriza a quienes tienen conexiones o capacidad de pago. Además, algunos trabajadores de la salud, bajo presión o por complicidad, participan en la desviación de insumos médicos hacia clínicas privadas o el mercado negro.
El resultado es devastador: muertes evitables, familias endeudadas por tratamientos que deberían ser gratuitos y una creciente desconfianza ciudadana hacia el sistema de salud pública.
El rol de los altos funcionarios
Uno de los aspectos más preocupantes es la participación o complicidad de funcionarios de alto rango en estas redes. La rotación constante de directores de hospitales, muchas veces por motivos políticos más que técnicos, ha facilitado que estas mafias se regeneren y adapten con rapidez. Cada nuevo gobierno promete “limpiar” la salud pública, pero los escándalos siguen saliendo a la luz.
A nivel del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), las denuncias por corrupción han sido constantes. Contratos opacos, favores políticos en la designación de gerentes hospitalarios y una débil fiscalización interna han creado un terreno fértil para el saqueo sistemático de los fondos públicos.
La falta de voluntad política para reformar el sistema es evidente. Las instituciones de control, como la Contraloría o la Fiscalía, han actuado con lentitud o sin resultados contundentes. Muchos casos judiciales quedan estancados o impunes, lo que contribuye a la perpetuación del problema.
¿Cómo se puede romper el círculo?
La erradicación de las mafias en los hospitales ecuatorianos no será posible sin una reforma integral del sistema de salud y un compromiso real con la transparencia. Entre las medidas que podrían implementarse se incluyen:
- Fortalecimiento de los mecanismos de control interno y externo, con auditorías constantes y públicas.
- Implementación de sistemas digitales de trazabilidad de insumos médicos y pacientes, para evitar la manipulación de listas y el desvío de recursos.
- Depuración meritocrática del personal administrativo y médico, con énfasis en la ética profesional y la rendición de cuentas.
- Protección a denunciantes y testigos, que muchas veces enfrentan represalias por exponer actos de corrupción.
- Participación ciudadana en veedurías y comités de vigilancia comunitaria.
La salud es un derecho, no un negocio
El artículo 32 de la Constitución del Ecuador reconoce a la salud como un derecho humano, y no como una mercancía sujeta a redes de poder. Sin embargo, la realidad muestra un sistema donde la vida humana se trata como una oportunidad de lucro para mafias organizadas que se han incrustado en las estructuras estatales.
Romper con este modelo requiere más que voluntad política. Demanda una transformación cultural, donde el servicio público sea sinónimo de ética, y donde la justicia actúe con firmeza contra quienes traicionan su deber. Mientras eso no ocurra, los hospitales seguirán siendo trincheras de lucha para miles de ecuatorianos que, además de enfrentar enfermedades, deben pelear contra un sistema enfermo de corrupción.
¿Es posible un sistema de salud pública sin corrupción en Ecuador?
Escrito por: Carol Quimi