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Barcelona e Inter empatan 3-3 en semifinales de Champions: partidazo con aroma a final anticipada

El FC Barcelona e Inter de Milán firmaron un empate 3-3 en Montjuic que quedará en la memoria por su intensidad, emoción y el constante ida y vuelta. Fue un partido vibrante, digno de una final anticipada, que dejó sensaciones encontradas en ambos banquillos y enciende la previa de una vuelta que promete ser una verdadera batalla en San Siro.

Desde el primer minuto, el partido rompió cualquier expectativa de análisis pausado. El Inter, lejos de replegarse, salió a imponer condiciones con un golazo de Marcus Thuram tras un taconazo que dejó helado al público catalán. No fue una jugada aislada, sino una declaración de intenciones: el equipo de Simone Inzaghi no vino a especular.

Solo unos minutos después, Denzel Dumfries se mandó un acrobático gol de chilena para el 0-2, aprovechando un centro desde la derecha y una defensa blaugrana que hacía agua. La falta de entendimiento entre Koundé y Cubarsí fue evidente, y el planteamiento de Hansi Flick quedó expuesto: demasiada posesión sin balance defensivo.

Pero el Barça no se entregó. Con orgullo herido, reaccionó con una mezcla de juventud y atrevimiento. Lamine Yamal, el canterano que ya no sorprende por su madurez, firmó el descuento tras una jugada individual magistral. Poco después, Ferran Torres se hizo presente en el marcador con el empate, en una acción que comenzó con presión alta y terminó con un remate cruzado imposible para Sommer.

El primer tiempo fue una montaña rusa de emociones. Sin embargo, no todo fue celebración. La lesión de Koundé, tocado muscularmente tras un esfuerzo en defensa, volvió a complicar una zaga que ya llegaba con dudas. En medio del caos, ambos entrenadores ajustaron. Flick insistió con la tenencia y las combinaciones rápidas, mientras que Inzaghi reforzó las bandas para castigar en transiciones.

El segundo tiempo mantuvo la dinámica. Barcelona tomó el control del balón, con Gündoğan como eje, pero le costó ser profundo. En cambio, el Inter golpeó donde más duele: a balón parado. Otra vez Dumfries aprovechó un córner para cabecear solo en el área y anotar el 2-3, desnudando nuevamente las fragilidades defensivas del equipo culé.

A falta de cinco minutos, el destino se volvió loco. Un remate de Raphinha se estrelló en el travesaño, rebotó en la espalda de Sommer y se coló en el arco. Un autogol insólito que firmó el 3-3 definitivo y desató la euforia del público local.

Más allá del resultado, el encuentro fue una radiografía de las luces y sombras de ambos clubes. El Barça, con momentos de brillantez ofensiva pero vulnerabilidad atrás, mostró que aún le falta para consolidarse como candidato serio. La dupla Koundé-Cubarsí no terminó de funcionar, y las dudas aumentan de cara a la vuelta.

Por su parte, el Inter se fue con sabor amargo. Estuvo dos veces arriba en el marcador y dejó escapar la victoria en los minutos finales. Pese a la eficacia en el juego aéreo y las contras, el equipo italiano no supo cerrar el partido, y eso puede costar caro en una eliminatoria tan pareja.

Con el empate, todo queda abierto para la vuelta en Italia. San Siro será una olla de presión, y tanto Flick como Inzaghi deberán afinar detalles si quieren alcanzar la ansiada final. El Barça buscará revancha por la eliminación de 2010, y el Inter quiere consolidar su regreso a la élite europea.

Este partido no solo ofreció goles, emoción y polémicas: también expuso las cicatrices que ambos equipos cargan. El Barcelona aún reconstruye su identidad tras años de transición. El Inter, pese a su experiencia, sigue sin lograr un dominio continental sostenido. El duelo en Milán promete ser una guerra futbolística, donde cada error puede costar una temporada.

Escrito por Jefferson Yazuma.

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